Desde pequeña he tenido la oportunidad de ser una gran espectadora del folclor chileno, mi familia es casi un conjunto folclórico profesional. Siempre para las juntas familiares cantábamos unas cuantas cuecas y tonadas, era algo que reconfortaba el alma, me hacía sentir orgullosa de mi familia. Una de las cosas que más lamento es que cuando pequeña yo era muy tímida y no me atrevía a bailar o a cantar sola aquellas cuecas que me gustaban, pero sí amaba escuchar y ver a mis tíos y primos mayores que lo hacían espectacular.

En el año 2012 entré a un conjunto folclórico en la universidad Inacap de Temuco, en donde conocí jóvenes que amaban la cueca, además de cantar y participar en eventos de ésta categoría. Era el mundo en el siempre había querido participar. Se me fue difícil tomar confianza, pero gracias a los amigos que hice ahí, me sentí muy apoyada y pude sacarme esa timidez y cantar a todo pulmón y aprender a bailar, aunque no fuera el mejor baile, pero eso no importaba, porque para el conjunto folclórico lo importante era la alegría y el disfrutar de nuestras raíces.


Fue tanta la energía positiva que recibía de mis amigos que cuando fuimos a ver a Daniel Muñoz y su Cueca Chora, me atreví a subir al escenario con mi amigo Cristian y bailamos para todo un público, fue maravilloso.

La verdad es que siempre me quise ir de mi país, quería buscar historias, trabajar y conocer nuevos lugares, pero la verdad se ha hecho un poco más complicado de lo que me había imaginado, aún así, aquí estamos y seguimos aprendiendo de todo lo que nos a deparado esta aventura.

Cuando llegamos, nos recibieron una buenas personas que nos alojaron por algunos días, ellos nos llevaron a conocer algunos lugares de Miami y pasamos buenos tiempos. Al ya tener nuestro propio espacio, pudimos relajarnos un poco y comenzar a planificar lo que serían 18 meses en esta ciudad, la cual no es para nada económica, así que nos dijimos que nos tomaríamos todo con calma, cuando hubiera tiempo para diversión tomaríamos un bus y nos perderíamos por unas cuantas horas. Tomar el bus y el metrorail ha sido una experiencia muy linda, yo a penas había subido unas 3 veces al metro de Santiago de Chile, y no nunca muy agradable, en especial porque uno esta como en lata de sardinas dentro de el. Pero aquí hay suficiente siempre mucho espacio y aire acondicionado, lo cual nos permite viajar relajadamente.



Miami es un lugar muy grande, las distancias son un poco tediosas, más cuando no tienes un auto, pero para mi eso no es lo importante, ya que desde pequeña siempre dependí de los transportes públicos. Así que siempre que salgo con Patrick (mi esposo) disfruto del viaje y me siento muy feliz. Cuando vas a en el metrorail llega un momento en el cual comienzan a aparecer los enormes edificios de Brikell el centro de Miami o Down Town Miami, es algo sencillamente maravilloso, no hayas la hora de llegar pronto y poder ver todos esos edificios frente a frente, para poder alzar la cabeza hacia arriba y sentir que el edificio es un gigante que podría caer y aplastarte en cualquier momento, el primero día en el Down Town fue solo vertigo para mi.

Hemos aprendido a movernos estos 11 meses, es decir, no solo con los buses (micros), metrorail (metro) o con los taxis, que por cierto son un poco caros, más cuando los taxistas se dan cuenta que eres nuevo,y te llevan a dar unas vueltas que no son necesarias para cobrarte más, así que desde que nos paso algo así tomamos medidas y comenzamos a usar Uber y Lyft, sale mucho más económico que un taxi y te cobran lo que es justo.

Una de las mejores cosas, es conocer gente de tu misma nacionalidad que te quieran ayudar, no te lo esperas porque en Chile las cosas son diferentes, pero cuando estas en el extranjero los chilenos son aún más unidos, respetuosos y generosos. La familia Arias ha sido una bendición para nosotros, nos han enseñado muchas cosas que deberíamos haber sabido antes de llegar a Miami, así que por ese lado solo Dios sabe cuan agradecidos estamos por ellos.


Hemos podido conocer algunos lugares de Miami, así como Miami Beach, Los Cayos de Florida, Bayside Marketplace, entre otros. También pudimos estar presentes en un 4 de Julio, justo para el último partido de la Copa América, lo que nos permitió celebrar el triunfo de Chile de una manera muy emocionante, con juegos artificiales a 200 metros, lo único que nos falto, fue escuchar un C- H - I = CHI / L - E = LE/ CHI - CHI - CHI - LE - LE - LE = VIVA CHILE!.

En conclusión ha sido algo muy lindo, una experiencia de perseverancia, trabajo en equipo y apoyo al 100%.  Lo que si para el próximo destino, quisiera volver al clima más fresco, algo no tan húmedo y caluroso, un lugar donde pueda andar en bicicleta y no asarme al vapor. Miami esta bien, pero solo para unas buenas vacaciones y ya.